Resumen
Comunidad autónoma: Principado de Asturias
Provincia: Asturias
Municipio: Avilés
Parroquia: Avilés
Entidad: Avilés
Zona: Centro de Asturias
Situación: Costa de Asturias
Comarca: Comarca de Avilés
Clasificación: Reseñas históricas
Clase: Arte, cultura y deporte
Tipo: Pintores
Dirección: Aviles
Código postal: 33402
Web del municipio: Avilés
E-mail: Oficina de turismo
E-mail: Ayuntamiento de Avilés
Descripción
Autor: Alberto del Río Legazpi*, escritor e investigador histórico
Fecha: 9 de septiembre de 2009
Al historiador de arte inglés, Ernest Gombrich, le tengo leído, anotado y archivado, que «el arte no existe, sólo existen los artistas». Una epatante frase que hoy saco del baúl para tratar de armar este boceto de un artista avilesino, al que me parece le viene al pelo. O mejor dicho: le queda clavada.
En un principio su nombre oficial y con el que circuló por el mundo fue el de Luis González Iglesias. Nació en Avilés en 1894, un año en que comenzó a brillar aquí la luz nocturna, tan artificial como milagrosa en el rescate de la miserable oscuridad de una urbe de provincias. Fue un regalo que le hizo a nuestra ciudad uno de aquellos famosos indianos que en este caso respondía al nombre de Leopoldo González-Carvajal Zaldúa, adornado con el título de marqués de Pinar del Río. Y, también, conde de Avilés, aunque eso fue después.
Por tanto ahora, o sea entonces, en 1894, éramos la primera ciudad de Asturias alumbrada eléctricamente. Avilés brillaba, sobre todo al anochecer, más que nadie en toda la región.
Miembro de una familia numerosa, Luis hacía el número once entre sus hermanos. Estudios, edad del pavo, aventuras, alguna enfermedad, fue la senda que recorrió. Como todo quisque.
Después de la larga espera que se adueña del que sabe que sabe, le llegó la oportunidad del sensato estudio académico de Madrid. Y eso fue después de presentarse a la Exposición de Artistas Avilesinos en 1921, en la que obtuvo una pensión para estudiar en la Escuela de Bellas Artes en Madrid, becado por el Ayuntamiento de Avilés y por la Sociedad de Amigos del Arte avilesina. Allí coincidió, anecdóticamente que conste, con Salvador Dalí, y estudió hasta 1926. Ese mismo año, cuando ya firmaba sus cuadros como Luis Bayón, expuso en los Salones de la Sociedad Española de Amigos del Arte, junto con los más destacados artistas asturianos del momento, como Piñole y Evaristo Valle.
Y a partir de Madrid, la trayectoria artística del joven Bayón le lanzó hacia Europa. Y viajó por donde todo artista plástico —que entonces se preciara— lo hacía, como un peregrinaje para descubrir el talento de los clásicos: Génova, Milán, Florencia, Venecia y Roma. Luego en París, donde tiene la suerte de alojarse en el limbo artístico de Montparnasse, adentrándose en la bohemia de los años veinte.
Esta estancia parisina dejó una profunda huella en Bayón, ya que el impresionismo, y sobre todo el trío (artístico) formado por Monet, Pisarro y Cézanne, estará, a partir de entonces, presente en toda su producción pictórica.
Pero incluso desde París llegó a pintar temas avilesinos, con imágenes generadas por el recuerdo. A veces las remembranzas son la leche. Porque añorar Galiana, donde vivió, debe costar lo suyo estando en el parisino Montparnasse, qué quieren que les diga.
Yo conocía de un modo bastante vago la obra de Luis Bayón, y eso por la extraña —por tierna, aunque parezca contradictorio— fuerza de sus cuadros, que me remitían a unas señas de identidad de alguien dotado de un linaje artístico natural.
Mi conocimiento del artista era superficial y basado en su Amanecer en Galiana o Porches de Rivero, por citar dos cuadros. Pero justo entonces Ramón Rodríguez inauguró,en 1997, su impagable colección «Arcos», cuyo primer libro está dedicado a Bayón. Me queda olfato, es una pena esto mío del oído, pero ya Billy Wilder dejó escrito —y filmado— aquello de que nadie es perfecto. Supongo que incluiría también a los alcaldes.
El amor a su ciudad y todo lo asturiano siempre estuvo presente en la obra de Bayón. De ahí que la herencia artística que dejó en 1948, cuando murió en aquella Barcelona que entonces caía tan lejos, dejó un legado de trascendente aire renovador dentro de la pintura asturiana, entonces orientada hacia el regionalismo puro y duro. Bastante áspero, por cierto.
Bayón es hoy, internacionalmente, en el campo artístico uno de los más destacados pintores asturianos y españoles del siglo XX. Se ganó a pulso de pincel depurado su lugar en la historia plástica. O dicho de otro modo, su categórica y brillante condición de artista.
Y desde luego aquí en Avilés brilla de un modo tan exquisito como cierto. Y tan desconocido, como es norma en figuras culturales.
NOTA
(*) Este texto fue publicado también por su autor en el diario La Nueva España de Oviedo (serie «Galería de personajes del Avilés milenario»), el sábado 19 de marzo de 2005, bajo el título «Bayón, lustre europeo para un gran artista».
Concejo de Avilés
Cosmopolita, marinera, medieval, dinámica y metropolitana, así es la ciudad de Avilés y su entorno.
Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de Avilés son: Castrillón, Corvera de Asturias, Gozón y Illas. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con Avilés, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.
Comarca de Avilés
Combina costa e interior y ostenta varios ‘récords': la última gran obra de Niemeyer, el casco histórico mejor conservado de Asturias, la primera piscina fluvial, los carnavales más famosos, uno de los quesos azules más sabrosos, y cuna de la única mina submarina de España.
La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Avilés, Castrillón, Corvera de Asturias y Illas. Estos concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.
Conocer Asturias
«Además de la belleza paisajística, las playas asturianas ofrecen una amplia variedad de servicios y actividades para todos los gustos. Muchas de ellas cuentan con chiringuitos y restaurantes donde se pueden degustar platos típicos de la región, como la sidra y los mariscos frescos. También es posible realizar rutas de senderismo y disfrutar de las vistas panorámicas que ofrecen los acantilados y miradores cercanos a las playas.»
Dirección
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